Tengo la idea de un dibujo y me ha salido a fuerza de cuestionarme cómo se es un individuo femenino o tal vez cómo lo fui y lo perdí y ahora cómo lo recupero, algo por el estilo. Lo quiero hacer así acabe con la gama de amarillos de mi caja de colores y cuando lo termine el mundo va a ser un lugar mejor, al menos para mi. Y lo necesito porque necesito pensar en otra cosa que no sea tránsito, todo el tiempo pienso en que si voy a salir, no importa la hora, voy a encontrar embotellamientos por ningún motivo. Antes, cuando era yo jóven e ingenua esos embotellamientos implicaban choques sangrientos, manifestaciones, cosas gore. Ahora uno espera pacientemente, hace fila con ansias de llegar a ver quien se rompió la cara contra un poste y tómala, no hay más que una bola de ineptos queriendo cruzar la glorieta. Y tanto tránsito y tanto llegar tarde a clases para ni siquiera ver un planchado? Not fair. Necesito hacer mi dibujo.
Justo ayer, cuando había perdido esperanzas de que alguien me llamara, llamó y me muero de gusto. Ese individuo representa una parte muy divertida de mi prepa, aparte no es lo más común que alguien se acuerde de llamarme, o yo de contestar. Así que el miercoles lo veré, está escrito en piedra al menos para mi.
Ya no puedo decirlo, lo siento pero no me sale, y en cada palabra que escribo mi mente divaga hasta encontrar lo que en el fondo hace que me duela estar aqui, y no eres tú. Pero ésta vez, mis alucinaciones nocturnas sobre las manos alargadas del greco y todo lo que eso excluye no son el caso. Hoy, mi nula audiencia, estoy enojada.
Se que no debería de subirme al escenario de una obra absurda y gritar en medio de semejante verdulería "Soy el crítico de la obra y digo que apesta! APESTA, LES DIGO!! Estan todos muy pendejos!!" No es que sea yo la persona más cuerda del mundo, soy como cualquiera, suceptible a los encantos de la turba iracunda, de echarle caca, cual mono en celo, al de al lado, pero si le diera rienda suelta a todos mis deseos, ¿Dónde quedaría el estilo? Y ponerme a gritar en una verdulería tiene todo menos eso.
Por suerte, tengo mi rinconcito apartado para despotricar a gusto y desde aquí se me antoja más soltar la palabra hiriente que satisfaga esa punzante necesidad de volver tangible mi disgusto. ¿Cobarde yo? Sólo siempre. Pero en serio me da más repelús no gozar de la imágen que tengo de mi que gritar aquello para lo que hago tanto pinche preámbulo en las caras de los monos avienta-cacas.
Pues estaba yo un día muy felíz cuando me entero de cierta noticia. Mi primer reacción, para no perder la costumbre, fue instantáneamente desvirtualizar, no la noticia, sino las suposiciones de quien me la dio. Pero como soy una persona tolerante (jajaja cuántos quisieran...) lo siguiente que hice fue preguntar motivos, que me llevó a una situación ligeramente inconveniente, y a la conclusión de que ah como es molesta la gente a la que le da diarréa hasta lo que no traga. Cualquiera hace algo e inmediatamente se trata de ellos, ellos en plural y no en singular porque aunque se lo hagan a uno, todos se suben al tren de aventar caca. Unos porque su vida es lo suficientemente aburrida, otros porque aventar comentarios prejuiciosos es lo que mejor saben hacer, algunos más juraría que tienen su hidden agenda y otros por sufrir de protagonismo. No tengo un comentario moralizador ni holier than thou. Mi vida no es más interesante que la de los demás como yo lo veo, tampoco es que a mi no me guste pitorrearme del prójimo, me encanta, y las puestas en escena son lo mío, tengo un PhD en teatro absurdo de la vida real, pero que lo tenga no quiere decir que lo utilice cada que alguien diga acción.
Nada puedo hacer si la gente gusta de sacar las proyecciones del clóset y embarrarse de popo. Lo único que me queda es dibujar y esperar al miércoles.
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