December 26, 2011

PigPal

Tengo un penpal. No sé qué más decir, pero como un propósito entre los dos, él se someterá a leer lo que escribo y yo intentaré no aburrirlo mucho.

¿Por dónde empiezo? Ya te sabes el comienzo, ya te sabes las memorias y las lagunas que lleno con mentiras. También te conoces de ida y vuelta que cada laguna tiene un set de mentiras que depende el momento usaré. ¿Quién fue la primera que me indujo al vicio, mi prima o mi amiga de la secundaria? ¿Cuándo fue mi primer borrachera (me caga la palabra borrachera) con mi abuela o en la despedida de Cora? Todas esas cosas ni falta hace que te las cuente. Es más seguro para ahorita ya dejaste de leer y yo ya hice quién sabe cuantos borradores, seguro dejé esto y me fumé un cigarro. Regresé, borré todo y lo escribí de nuevo, recordé que tengo hambre y aquí me tienes de tu pendeja escribiendo.

Qué miedo. Diría que no me quiero confesar, pero de una forma o de otra es lo único que hago, al menos contigo.

¿Tú que dices? ¿Podrías torear mi ira? Pobrecito, te imagino en tu oficina leyendo mis agresiones pasivas entre correo y correo, pensando mentármela, pero no puedes decirme nada. Hoy no.

No he dibujado, pero también me acabas de dejar la tarea y ni modo de hacer ¿qué? Un perro dálmata rabioso con su sombrero rojo en un río de lava con las patas cocidas hasta el hueso.

¿Te gusta? A mi no. Me recuerda un libro de kinder de un dálmata fantasma en una estación de bomberos. ¿Te imaginas para alguien como yo el horror? Pobre escuincla leyendo el librito imaginándome perfecto que el perro está muerto por salvar a un niño. El perro medio calcinado y el niño bien feliz.

Y tu ahí leyendo cuando seguro querías ver qué discuto del arte con mis amigos cuando los invito. ¿Crees que puedo hablar honestamente sobre la catarsis del dibujante cuando no puedo ni agarrar un lápiz? Es como pedirle a un clon que dibuje una casa y un árbol cuando nunca ha tenido papás. O no cuentan para nada o reemplaza las figuras parentales con el laboratorio y las computadoras. ¿Qué le estudias? Los traumas que le dejó no obtener una respuesta emocional de unas líneas en Java o que rompió un tubo de ensayo aprendiendo a jugar pelota.

Sí, no tengo talento para esto. Es muy idiota pensar en los traumas de los clones cuando siempre me cuentas historias de terror de carruajes de los veintes. ¿Para qué quieres que escriba? Te gusta que me frustre y seguro me lo merezco por lo mucho que te hice sufrir.

Por eso mejor te dejo con lo de los clones, ya me tomó mucho trabajo estar aquí entreteniéndote, para que tú seguro revises otro correo y cierres la ventana.

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