Él se estira satisfecho en la cama medio tendida, sudada y olorosa. Mira el reloj y dice: Es un milagro que haya durado media hora... con toda esa celulítis que te cargas, creí que jamás me podría imaginar a Anne Hathaway en lugar tuyo. Prende un cigarro y en cámara lenta observa como la gorda le manotea, masculla algunos improperios mientras viste sus carnes fofas y sale indignada en lo que parece una eternidad.
Yo soy ese hombre en mi cabeza a veces. Yo soy el que piensa en voz alta y luego ve como a todo se lo carga el carajo. Soy las palabras post sexo que no se dicen, y el desenlace, y la jeta de hastío.Vivo en esos segundos de los que te sientes culpable, que por honestos que sean, deseas jamás haber dicho, sólo por el reprimido placer que te producen.
Yo nunca, nunca confié en ti, y luego me arrepentí.
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